Las 20 mejores películas de dibujos animados en Netflix


    Al hablar de “dibujos animados” en esta lista de películas de Netflix nos damos cuenta de que es aún una expresión desgraciadamente denostada dentro de la normalidad crítica. Aún hoy hay que contar a pares las firmas que se niegan a ver una película animada y no explícitamente dirigida a un público adulto. Como si los “dibujos” la condenaran automáticamente a exprimir los inocentes cerebros del público infantil, alelados ante el ruido digital del 3D, como si no supiéramos ya que las criaturas suelen ser los críticos menos permisivos. El rintintín hacia la animación que va dirigida a personas menores de 18 años (criaturas y adolescentes) es paralela al menosprecio que el mundo de la cultura ha ido mostrando, a lo largo de toda su historia, hacia dicho público. Un ejemplo claro: aunque nos encante hablar de la adolescencia (lo vemos en las mejores películas de adolescentes de la historia), no abundan las películas hechas explícitamente para adolescentes.

    La guerra por la legitimidad de la animación se habrá apaciguado en el campo de lo adulto. Que no todos “los dibujos” son aptos para todo el mundo, esa idea lleva plantada durante mucho tiempo en el imaginario popular (un gran ejemplo es el éxito de ‘Josep’, una de las mejores películas de animación para adultos). Sin embargo, sigue siendo frecuente encontrar la sorpresa como reacción primaria al recomendar una película infantil (como si su target principal determinara la calidad de su letra o el interés de los temas que aborda, algo obvio). Y mejor no hablemos cuánto cuesta encontrar catálogos bien curados alrededor de un público aún exento de pagar impuestos. Netflix no es una excepción: su Zona Infantil es desmemoriada, dispersa y difícil de navegar.

    Lo cual no excluye que, en este saco de retazos, haya algunas perlas que vale la pena destacar (flores a parte, la crítica es más necesaria que nunca si queremos dirigirnos a públicos desatendidos). Las enumeramos a continuación, sin especial orden y haciendo mella en los textos que les hemos ido dedicando, donde las repensamos más allá de su valor como entretenimiento “y poco más”. Y tranquilidad, porque no hay grandes traumas acechando en la esquina. No hemos incluido en la selección ‘El viaje de Chihiro’ (Hayao Miyazaki, 2001), una de las mejores películas de Studio Ghibli, aunque creemos que, con un buen acompañamiento, es perfectamente visionable para la cinefilia precoz.

    De hecho, si a algo pueden aspirar estas recomendaciones deshilvanadas es a abrir puertas a otros mundos cinéfilos que puedan ser formativos para los jóvenes ojos que los descubran. ¿Qué hay más ilusionante que descubrir el simpatiquísimo mundo de las artes marciales a quien le agrade ‘Kung Fu Panda’? Al fin y al cabo, de lo mejor del cine asiático. Al mismo tiempo, ¿qué mejor que reivindicar el gancho de la animación punki de la destartalada televisión de los noventa, gracias a reboots como ‘La vida moderna de Rocko: Cambio de chip’? (Ved las mejores series de los 90 disponibles en plataformas). Cuando la pulidísima animación 3D parece habérselo comido todo, resulta primordial fomentar aquella energía que despierta la curiosidad infantil, el “gusanillo”.

    Un último aparte: os animamos a formar en la cinefilia incorporando títulos no pensados específicamente a un público infantil. Javier Ocaña lo explica maravillosamente en “De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos” (Península), donde propone un recorrido por las grandes películas del cine y los debates que pueden abrir entre generaciones. Aquí una lista de 30 clásicos familiares para ver de nuevo con tus hijos.

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Duración: 1h 26 minutos.

‘Totoro’ es una película-milagro, por lo que, si tuviérais que escoger solo una de los títulos de la lista, este sería. Totoro es un espiritu del bosque que Mei y Satsuki, dos hermanas, encuentran cerca de la casa donde se acaban de mudar, un tremendo peluche que nos hará un poco mejores personas. Una preciosidad animada para todas las edades y sensibilidades, que Jordi Costa calificaba en su crítica de ‘Mi vecino Totoro’ de cinco estrellas como inmune al tiempo y que se cuenta entre las mejores películas de Hayao Miyazaki.

Klaus (Sergio Pablos, 2019)

Duración: 1h 37 minutos.

Una fábula excelente sobre un cartero huraño al que envían tan al Norte que acaba por convivir con Klaus, un juguetero al que conocemos bien. Dice Mireia Mullor en su crítica de la película: “Deconstruye el mito de Santa Claus con un encanto desbordante, unas imágenes animadas espectaculares y una moraleja necesaria”. Además, da muestra de que hay (mucho) talento español para la animación. Es, además, una de las mejores películas de Navidad en Netflix.

Mirai, mi hermana pequeña (Mamoru Hosoda, 2018)

Duración: 1h 40 minutos.

Mamoru Hosoda (‘Belle’) es el gran mago de la fantasía como lenguaje para el crecimiento emocional. Una de sus películas más depuradas, ‘Mirai’ nos pone a la altura de un chaval de cuatro años que ve su mundo tambalearse con el nacimiento de su hermana. Más se sorprenderá, claro, cuando la versión adolescente de ella venga a visitarlo. Beatriz Martínez le puso cinco estrellas en su crítica de la película.

Bee Movie (Simon J. Smith y Steve Hickner, 2007)

Duración: 1h 30 minutos.

La abeja Barry decide demandar a la raza humana cuando descubre un terrible secreto: los seres bípedos roban sistemáticamente la miel a su especie. No es solo ‘Bee Movie’ una crítica descacharrante y absurda a los excesos del capitalismo, que también, es que funciona para todas las edades. De hecho, esta es la historia de la usuaria de Netflix que puso la película 357 veces a su hijo.

Los Mitchell contra las máquinas (Michael Rianda y Jeff Rowe, 2021)

Duración: 1h 50 minutos.

Esta historia sobre una familia tan disfuncional como todas viene producida por Phil Lord y Chris Miller, responsables de ‘Spider-Man: Un nuevo universo’, y ‘Los Mitchell’ tiene brillo visual y gracia, es decir, todo lo que nos regaló ese caramelo animado. De ella, Ian Sandwell argumentaba en su crítica de la película: “Un apocalipsis robot nunca había sido tan divertido, creativo y dulce”.

Shrek (Andrew Adamson y Vicky Jenson, 2001)

Duración: 1h 27 minutos.

“Hacía años, muchos, que Cannes no incluía en su Competición Oficial una película de dibujos animados, y todos nos preguntábamos qué hacía un ogro verde, eso es lo único que sabíamos del film antes de verlo, en medio de una selección tan exquisita. Pues bien, la respuesta la tuvimos el día de la proyección”. Eso decía Núria Vidal en su crítica de la película, una relectura de los cuentos de hadas alterado desde el buen humor y la conciencia de que la belleza no siempre está donde esperamos encontrarla.

Shrek 2 (Andrew Adamson, Kelly Asbury y Conrad Vernon, 2004)

Duración: 1h 33 minutos.

Si la primera ‘Shrek’ era una parodia afable sobre las absurdidades de los cuentos de hadas, visto el éxito que ‘Shrek’ cosechó entre el público adulto, en su secuela (perfectamente disfrutona para todas las edades) se acentuó la cantidad de mofería por minuto, con la aparición de les suegres de la princesa Fiona, no esperaban que su yerno tuviera un aspecto semejante y, mucho menos, que su hija hubiera cambiado tanto. Según la crítica de la película, de Ricardo Aldarondo, “‘Shrek 2’ no repite, sino que se apoya en unos cimientos sólidamente construidos en el original para seguir sacándoles vida”.

El gato con botas (Chris Miller, 2011)

Duración: 1h 30 minutos.

El Gato con Botas (cuya voz es pura juguetonería de Antonio Banderas) aparecía en ‘Shrek 2’, pero disfrutaba, unos años más tarde, de un spin-off a la altura. Según la crítica de Antonio Trashorras, un spaghetti-western que se alejaba de la saga original para convertirse en “una celérica y bien articulada sucesión de viñetas donde los guiños esporádicos pueden disfrutarse como tropezones cinéfilos sin que te atragantes con el puré referencial”.

Lluvia de albóndigas (Phil Lord y Christopher Miller, 2009)

Duración: 1h 29 minutos.

Adaptación del libro homónimo de Judi Barrett, esta parodia animada de las películas de catástrofes nos pone tras los pies de un joven científico que sueña con inventar algo que le mejore la vida a la gente de su barrio. Finalmente lo consigue, aunque con resultados inesperados, cuando crea una máquina que transforma el agua de la lluvia en comida. Atracón cinéfilo para quien no tema a la animación de serie B.

Y nos preguntamos: ¿Por qué nos gustan tanto las películas de catástrofes?

Apolo 10½: Una infancia espacial (Richard Linklater, 2022)

Duración: 1h 30 minutos.

Esta aventura de la era espacial, ambientada en el contexto de la misión lunar Apolo de 1969 e inspirada en la infancia del director Richard Linklater, sorprenderá como encantador ejercicio de nostalgia y como reflexión acerca de cómo miramos al pasado. A todo ello, se le suma ser una película perfectamente apta para criaturas amantes del espacio.

¿Y quién es este señor? Richard Linklater para principiantes, sus mejores películas

Cómo entrenar a tu dragón (Chris Sanders y Dean DeBlois, 2010)

Duración: 1h 38 minutos.

Sanders creó ‘Lilo & Stitch’ y ‘Bolt’, antes de dirigir esta entrañable historia de amistad entre un domador de dragones y su gato-dragón enorme y escamado. Aunque la película basada en el libro infantil de Cressida Cowell podría ser más ambiciosa, como dice la crítica de Jordi Costa, sus directores “forjan un bestiario irresistible y rematan la remarcable aventura con una nota insólita”.

La vida moderna de Rocko: Cambio de chip (Joe Murray y Cosmo Segurson, 2018)

Duración: 45 minutos.

Para quienes consumimos la animación punkarra de Nickelodeon en los noventa y queremos mantener su vigencia, este mediometraje es una joya que refresca la mirada en tiempos de 3D. Tras veinte años volando por el espacio con sus colegas (protagonistas de la serie ‘La vida moderna de Rocko’), Rocko vuelve a su casa en O-Town, donde irá descubriendo los avances y peligros del siglo XXI. Sin embargo, su programa de tele favorito desapareció hace tiempo y eso, al pobre wallaby, le parece inaceptable.

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El castillo en el cielo (Hayao Miyazaki, 1986)

Duración: 2h 4 minutos.

La segunda película del Studio Ghibli cuenta la historia de una joven caída del cielo y su fiel y valiente acompañante, quienes viajan hasta una ciudad voladora cuya desaparición desvela las vergüenzas del ser humano. “Repleta de acción, aventura, villanos, escenarios impresionantes y enormes secuencias en el aire, es un título imperdible”, decíamos en nuestro ranking de las mejores películas de Hayao Miyazaki.

Bob Esponja: La película (Stephen Hillenburg y Mark Osborne, 2004)

Duración: 1h 23 minutos.

Sí, se lanzó como complemento a la serie televisiva más potente del último Nickelodeon, pero sorprende por cuánto caló con la crítica. El mismo Roger Ebert la llamó la “buena hamburguesa de la animación dentro de una guerra de comida rápida”, y así fue. Destacamos la inventiva y la mala baba propia del personaje amarillo, además de una grata sorpresa de la mano de David Hasselhoff… Hay secuelas, pero la original es la mejor.

Por cierto, Bob Esponja es parte de la comunidad LGBTQ+

Madagascar (Eric Darnell y Tom McGrath, 2005)

Duración: 1h 20 minutos.

Cuatro animales acomodados del Zoo de Nueva York deciden salir al exterior para echar un vistazo, con tan mala pata que acaban encajados en un carguero rumbo a Madagascar. ¿Podrán estos blandengues sobrevivir en la dura jungla real? Una tremenda comedia con tintes existenciales que nos dejó personajes tan míticos como el comando de los pingüinos espías y la corte del Rey Julien, el Lémur. Una perla revisitable una y otra vez, que nos hace querer marcha, marcha.

El espantatiburones (Bibo Bergeron, Vicky Jenson y Rob Letterman, 2004)

Duración: 1h 28 minutos.

“Sin buenrollitismo a lo Bill Cosby, el Oscar (el personaje de Will Smith) de esta submarina aventura mafiosa para todos los públicos carga con la mayoría de alicientes de una blaxploitation ¡DreamWorks! con […] ‘Buscando a Nemo’ como referente”, decía la crítica de ‘El espantatiburones’, de Fausto Fernández. Una película mordaz con la que reivindicar la honestidad, desde los embates de la comedia afroamericana, protagonizada por un pececito de verbo rápido que sueña con ser un pez gordo, hasta que lo consigue.

La oveja Shaun: El vuelo antes de Navidad (Steve Cox, 2021)

Duración: 30 minutos.

La primera película de la serie de Aardman (‘La oveja Shaun: La película’, en Apple TV+) es una auténtica maravilla, pero los especiales que ha ido dejando por el camino (inclusive la serie ‘Aventuras en Mossy Bottom’, en Netflix) no están nada mal. En momentos en los que es cada vez más raro vez películas de dibujos fuera del 3D, reivindicamos este etrañable especial navideño hecho a base de plastimación (claymation) casi como una parada obligatoria. Más recomendaciones de películas en stop motion para familias cinéfilas

Kung Fu Panda (Mark Osborne y John Stevenson, 2008)

Duración: 1h 35 minutos.

“Una versión animada de ‘Karate Kid’ (John G. Avildsen, 1984) que integra con encanto las influencias del manga, las referencias a la mitología lucasiana y la aplicación de la vieja filosofía del slapstick”, así la definía Sergi Sánchez en su crítica de ‘Kung Fu Panda’. Todo, en una clásica historia de patito feo (en este caso, de héroe con sobrepeso) que puede servir de puerta de entradas de criaturas no tan pequeñas al género de las artes marciales.

Ponyo en el acantilado (Hayao Miyazaki, 2008)

Duración: 1h 40 minutos.

La película infantil por excelencia del Studio Ghibli (en el mejor sentido, es pura inocencia y buenas intenciones) funcionaba también como oda feminista, ecologista y analógica en tiempos de animación fotorrealista. Una perla absoluta “que deberías estar enseñando a tus hijos”, como nos argumentaba Mireia Mullor al recordarla por su 20º aniversario (‘Ponyo en el acantilado’: ‘La Sirenita’ ecologista del Studio Ghibli).

Hilda y el rey de la montaña (Andy Coyle, 2021)

Duración: 1h 25 minutos.

Sirve como resumen de las dos temporadas de ‘Hilda’ (la serie animada de Netflix que adapta a su vez los cómics de Luke Pearson) y como tentenpié ideal para esta historia sobre una niña de once años que, de repente, se ve convertida en un trol. Nos recordará a las películas de Cartoon Saloon (‘Wolfwalkers’, una de las películas más infravaloradas de 2020) por su uso inteligente del folklore nórdico, pero también a ‘Los mundos de Coraline’ o a ‘Kubo y las dos cuerdas mágicas’ por su radiografía de la adolescencia como época de cambios no siempre agradables. Vale la pena.

Es una de las mejores series de dibujos actuales para niños (y adultos).

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